Tierra, Mar y Aire

Preludio: La gruta de la melodía

Al cumplir los 20 años, Felix Mendelsshon (1809-1847) viajó a Inglaterra y después a Escocia, donde compuso su tercera sinfonía, “Escocesa” y visitó un paraje pintoresco y espectacular, el archipiélago de las Hébridas. En la isla de Staffa conoció la llamada Gruta de Fingal, una cueva formada por columnas de basalto con apariencia de catedral azotada por el mar, imagen realmente sugerente para un artista romántico. El nombre gaélico de la gruta, Uamh-Binn, significa «gruta de la melodía» y alude a los sonidos sobrecogedores que se crean con el ruido del oleaje y el viento amplificados por la bóveda de piedra. El músico alemán quedó vivamente impresionado por el paraje y, según su testimonio, en la propia cueva esbozó un tema musical que envió a su hermana (la también compositora Fanny Mendelssohn) junto a una carta que decía: «Para lograr que comprendas hasta qué punto me han afectado las Hébridas, te envío lo siguiente, que vino a mi cabeza allí». El tema se convirtió en el germen de una de sus más famosas obras, la obertura «Las Hébridas», también conocida como «La Gruta de Fingal»

En este video podemos escuchar la obra completa (10 minutos) sobre imágenes de una visita turística a la isla de Staffa y a la Cueva de Fingal, los mismos lugares en que se inspira Mendelssohn. La fusión de la música sinfónica con los sonidos del mar y el viento, multiplican el carácter evocador de la composición.

Pero, sin dejar de admirar la belleza de la partitura de Mendelssohn, no nos dedicaremos a enumerar obras musicales sobre los tres elementos naturales acuden hoy a nuestro blog: una cueva, las olas  y el viento. Nuestra tierra, mar y aire en esta ocasión no son meros elementos inspiradores (bellos, pero pasivos); son sujetos activos que se convierten en –permítase la humanización poética- intérpretes musicales, verdaderos músicos prácticos (modulados, eso sí, por el ingenio humano capaz de crear instrumentos tan originales como los que a continuación describimos)

Primer movimiento: TIERRA

Desde su descubrimiento en 1878 y hasta 1957, las cuevas de Luray, en Virginia (Estados Unidos), llamaban al turismo con los atractivos propios de estos complejos naturales: su imponente tamaño y la belleza caprichosa de sus formaciones cálcicas (estalactitas, estalagmitas, columnas…) formadas lentamente durante miles de años. Pero desde 1957, como decíamos, la visita a la cueva ofreció un nuevo reclamo turístico, el que produce los gestos de asombro de estos turistas:

(la música del spot es un extracto de Zadok the Priest, de Haendel, obra a la que ya dedicamos una entrada anterior)

The Great Stalacpipe Organ, El Gran Órgano de Estalactitas (Stalacpipe es un juego de palabras entre “stalactite” (estalactita) y “pipe” (pipa o tubo) forma coloquial de llamar a algunos instrumentos de viento). El responsable de este instrumento musical publicitado como el más grande del mundo (ya que utiliza las 65 hectáreas de las galerías como resonador natural) es un científico del Pentágono llamado Leland W. Sprinkle, que dedicó tres años a explorar las cuevas en busca de estalactitas que al ser golpeadas produjeran notas afinadas.  Una vez encontradas (tan solo dos estalactitas necesitaron modificarse para buscar el tono exacto) se aplicó un sistema de pequeños mazos de goma que las golpean. Los macillos están conectados a través de más de cinco kilómetros de cables a una consola de cuatro teclados manuales y un pedalero.

Extracto de dos minutos del programa de televisión “Ripley’s Believe It or Not” (Ripley, ¡aunque usted no lo crea!, V.O. en inglés) donde se aprecia el mecanismo del órgano

El órgano (automatizado) suena durante las visitas a la cueva con un programa musical que varía en cada temporada. De vez en cuando se interpretan obras manualmente y circula la leyenda de que algunos desaprensivos visitantes han provocado terremotos por tocar mal el instrumento. El nombre de «órgano» no se corresponde realmente con la forma de producir el sonido, ya que habría que hablar más propiamente de litófono, un tipo de instrumento que produce diferentes alturas al percutir piedras de tamaños distintos. La sonoridad cristalina de las estalactitas, amplificada por las bóvedas de la cueva y mezclada con las gotas de agua que chapotean sobre los charcos y pequeños lagos, crea un todo fascinante, con un timbre que por momentos recuerda a la marimba o al steel drum. Especialmente profundos y ricos son los sonidos graves.

Se han hecho algunas grabaciones comerciales del Gran órgano de estalactitas, como el álbum “Midnight in the caverns”, con obras célebres arregladas e interpretadas por Monte Maxwell. Escuchamos aquí el primer movimiento de la sonata para piano nº 14 “Quasi una fantasía” de Beethoven, más conocida por “Claro de Luna” (en este caso, un nombre paradójico para un lugar donde jamás llega la luz de la luna)

 

Recientemente, en 2012, el grupo finlandés de pop y electrónica Pepe Deluxé, ha incluido en su cuarto trabajo discográfico “Queen of the Wave” un tema interpretado con el órgano de estalactitas de Luray. “In the cave” (en la cueva) sería la primera composición original para este instrumento único:

Página de las Luray Caverns  

Página oficial de Pepe Deluxé  

Segundo movimiento: MAR

El principio de introducir aire en un órgano mediante la presión del agua se remonta nada menos que al siglo III a. C. con la invención del órgano hidráulico o hydraulus en Grecia. Llevando este principio a un gran espacio público, el arquitecto croata Nikola Bašić diseñó el Morske Orgulje, el Órgano marino de Zadar (Croacia). Es un gigantesco instrumento musical que produce música por medio de las olas que empujan el aire a presión a través de 35 tubos de polietileno ocultos bajo una escalinata de piedra caliza blanca, con una longitud de 75 metros. En función del estado del mar Adriático al llegar a la costa de Zadar, se crean armonías aleatorias, por lo que el resultado es imprevisible e hipnótico.  Esta atracción turística fue inaugurada en abril de 2005 y recibió al año siguiente el premio de urbanismo European Prize for Urban Public Space por su singularidad y por recuperar un espacio muy deteriorado desde la 2ª Guerra Mundial.

El espectáculo grandioso del mar y su música en el órgano se complementa al caer la tarde con otra obra muy cercana llamada «Saludo al Sol». Es del mismo autor, Nikola Bašić, y consiste en 300 pequeños paneles solares formando un círculo de 22 metros de diámetro. El pavimento almacena energía solar durante el día y, por la noche, se ilumina con diferentes tonalidades y efectos en función de la acción de los paseantes.

El Órgano del Mar y el Saludo al Sol con comentarios en español (mirutadelaseda.com)

 

Información sobre Nikola Bašić y el órgano marino (construcción y principios acúsiticos)

Archivo con sonido del órgano marino en mp3 

Además del de Zadar, se han construido órganos marinos (muy diferentes entre sí) en Estados Unidos (San Francisco Wave Organ) y en Reino Unido (High Tide Organ). Éste último es un órgano de 15 metros de altura construido en 2002 como parte de una serie de esculturas en la ciudad de Blackpool y su diseño es obra de los artistas Liam Curtin y John Gooding. El instrumento suena durante la marea alta gracias a los conductos subterráneos que empujan el aire a presión hasta los 18 tubos de órgano integrados en la escultura.

Tercer movimiento: AIRE

El jesuita alemán establecido en Roma Anastasius Kircher (1601-1680) no conoció la gruta de Fingal ni las cuevas de Luray, aunque su curiosidad enciclopédica le llevó a expediciones tan arriesgadas como descender con una cuerda al interior del cráter del Vesubio para medir sus dimensiones y publicar las conclusiones en su obra “Mundo subterráneo” (uno de los 40 libros que publicó). Inventor e investigador de todo tipo de disciplinas como la lingüística, el magnetismo, la óptica y la acústica, diseñó incluso una máquina de movimiento perpetuo mediante imanes que, naturalmente, no funcionó. En 1650 publicó su obra “Musurgia universalis, sive ars magna consoni et dissoni”, un tratado de musicología que ejerció gran influencia e incluía múltiples curiosidades como la transcripción musical de cantos de aves, el diseño de autómatas o  una cabeza parlante que “espiaba” las conversaciones de la calle y las recogía hasta el interior de un edificio mediante una gigantesca caracola. Kircher describe también en su Musurgia Universalis un instrumento capaz de producir sonidos armoniosos por el único medio del viento y las corrientes de aire, basándose en antecedentes y testimonios antiguos, como la leyenda de que el rey David se dormía con el sonido que el viento producía en su arpa.

El arpa eólica (por Eolo, dios mitológico del viento) que diseñó el jesuita consiste en una caja de resonancia de madera de pino con una proporción de cinco palmos de largo por dos de ancho y uno de alto. Sobre la caja se tensan quince cuerdas de igual o diferente afinación sobre dos puentes y la tapa armónica consta de uno o más oídos. Las arpas eólicas fueron muy populares en los siglos siguientes, especialmente durante el romanticismo, donde eran una curiosidad frecuente en castillos y otros lugares visitables. Lo habitual era ubicarlas en ventanas o puertas, donde se creaban corrientes de aire:

Arpa eólica en el antiguo Castillo de Baden Baden (grabado de 1885) Fuente: Wikipedia

Una revisión contemporánea de las arpas eólicas es la creación de esculturas sonoras, estructuras monumentales destinadas a espacios públicos al aire libre, ya como instalación provisional en festivales y exposiciones, ya como elementos definitivos, atractivo añadido a espacios urbanos o naturales. Los elementos que cortan el viento para hacer vibrar el aire pueden ser cuerdas (cables de acero, varillas finas), tubos o espacios estrechos que funcionen como el bisel de una flauta etc. Veamos algunos ejemplos:

Grabación de un arpa convencional tocada por el viento en el Electric Eclectics Festival (Meaford, Ontario, Canadá)

The Singing Ringing Tree – (Crown Point Burnley, Lancashire, Reino Unido)

Harry Bertoia: Untitled Sound Sculpture (Chicago, EE UU)

Embalse Puclaro (Provincia de Elqui, Región de Coquimbo, Chile)

Hay varias obras literarias y musicales del Romanticismo en las que aparece el tema de las arpas eólicas, entre las segundas destacaremos el lied de Hugo Wolf  «An eine Äolsharfe» (A un arpa eólica), el nocturno para piano “Los suspiros del arpa eólica” de Friedrich Kalkbrenner, “El arpa eólica” (para arpa) de Félix Godefroid y, la obra más célebre (aunque su título no se deba a su autor) el Estudio para piano op. 25 nº 1 “El Arpa Eólica” de Frederick Chopin.

Pero la creación musical más fascinante inspirada en el instrumento de Eolo es, sin duda, una obra para piano del compositor estadounidense Henry Cowell (1897-1965), uno de los grandes nombres de la música del siglo XX. Cowell, entre otros méritos, hizo evolucionar la técnica pianística con la introducción de efectos y recursos que serán después habituales en la música contemporánea. Ejemplo de ello son los clúster (acordes disonantes de notas muy próximas que se tocan con la palma de la mano o con el antebrazo sobre el teclado) o el “lamento” producido al rasguear con la uña a lo largo de una cuerda del piano. En “Aeolian Harp” (Arpa Eólica) de 1923 las cuerdas son accionadas directamente con los dedos (rasgueadas o punteadas) creando una sonoridad etérea y mágica.

Aeolian Harp de Cowell con partitura

Coda

Claude Debussy (1862-1918) La Mer: III. Dialogue du vent et de la mer (El Mar: III. Diálogo del viento y del mar)